jueves, 1 de junio de 2017

Los Infiernos.
(21 de abril de 2017)








            


         Ahí, en el olvido de unos pocos, y en la ignorancia de otros, existe un lugar que se ha venido llamando “De Los Infiernos”.









            Esta aquí, en nuestra provincia, en Ávila, y como nos empieza a ser habitual y por la experiencia vivida, está sin conocer por el pueblo en general de esta vendita provincia.

          Hace ya mucho tiempo que Emilio, un hombre con el que tuve relación profesional, me habló de este lugar.  Hasta ahora, este lugar lo mantenía en  “Tareas pendientes”. Pues bien, ya ha pasado al archivo de mi memoria y de mis fotos…

           Este día fue calculado para que pudiéramos ver los entornos de este territorio, calculado desde un mapa de relieves,  porque para nosotros estaba como un poco virgen.

            Hemos estado cerca en otras ocasiones,  pero no nos hacíamos a la idea de estos parajes. Y decir qué para alguno de los Kminantes, les resultó un poco largo y cansado, pero nada que nosotros no pudiéramos superar con un poco de ese poder en forma de esfuerzo que tanto nos caracteriza.     
              
                        Desconocíamos el lugar sin más, y eso puede ser un inconveniente algunas veces. La vegetación no solo nos entorpeció, sino que también nos agobió en algunos momentos, dejándonos arañazos por los brazos, como marcas de guerra…de alguna manera teníamos que decir…


que sí estuvimos en los infiernos…







        Para llegar al lugar no es necesario que hagáis el mismo camino que voy a describir en este reportaje. Nosotros con afán de andar un poco más y de conocer el entorno, puede que hallamos exagerado un poco más también el recorrido.  

           Se puede llegar mejor y sin esfuerzos desde Horcajuelo, al cual se acede por la AV-114, que podemos coger en San Pedro del Arroyo, es cuestión de tirar de GPS o de un mapa como toda la vida.

          Nosotros empezamos en Gallegos de Altamiros, al cual fuimos por la AV-110 y cogiendo el desvio bien indicado por la AV-P613. En realidad, se llama Altamiros, y está cerca de otro pueblo llamado Gallegos. Que como su nombre indica fueron asentamientos de repobladores del norte, concretamente de gallegos claro.



     Buscamos una sombra por que el día prometía calor como así fue. La sombra del bar nos pareció perfecta para hacer luego una merecida visita y allí lo dejamos. 


Luego caminamos más o menos en dirección norte como para ir a Horcajuelo… aunque la dirección exacta fue la del oeste.

           Aunque precisamente no hicimos la ruta en línea recta, si no que íbamos por donde mejor nos parecía, que no, por donde iríamos más rápido.



             
            Las primeras imágenes de la salida del pueblo fueron unos berrocales, que nos indicaban sin duda, que es campo puro y duro... de los de por aquí...


También como campo empezamos a ver prados y cercas de piedra y de las otras que tanto odiamos, y con ello me refiero a las de alambre de espino o parecidas…puertas al campo…que contradicción e ironía…


            Altamiros nos dejaba una estampa preciosa entre árboles y pedregales, de lo más rústico y natural, que a estas horas de la mañana nos daba los buenos días en forma de luces frescas y contornos con siluetas de piedras, que soltaban en la mente...  esas imágenes tan sugerentes…




             La primavera y la luz me ponía las cosas muy fáciles a la hora de fijarme en la cosas  para inmortalizalas en mis recuerdos... y con ello todo este lugar…











              Las primeras vallas las librábamos subiéndonos por los pedregales, que hacían de escalera, aunque a veces hiciera falta algo de ayuda para superar el jodido vallado…




            El pueblo casi a contra luz, parecía no despedirse y continuara observándonos desde lo lejos…


             Por delante, el paisaje ofrecía un color verde marcado por formas vegetales de árboles y piornales en flor, dando toque de amarillo a la idea de primavera que ya sentíamos bien dentro…







 “…Buscando los infiernos, encontramos el Paraíso…”


(Julia Barrero Maroto)


              Que verdad es, si esto no es el paraíso se lo parece bastante…por lo menos en el que nosotros creemos…







                Reinaba entre nosotros un estado de placer y de ganas de seguir viendo el entorno porque todo nos parecía perfecto…el clima, el relieve…no sé…el día quizás, pero esto no hacía más que empezar, todavía quedaba lo que en realidad veníamos a buscar…”Los Infiernos…”










             
           


           Un regato lleno de barro, nos hizo improvisar un puente de maderos para librarlo…












              Un árbol seco servía para dar cobijo a los pájaros carpinteros…y se convirtió en colonia por lo que parece…











                     
                   El camino es de lo más agradable, con unas vistas que nos hacían una idea de cómo era este terreno…




Salvo las putas vallas, (perdón por lo de… “vallas”) 
...que nos incordiaban de lo lindo…













…pero al paisaje no se le podía pedir más…











¡Hay…la 

primavera…!






Una foto de grupo…bueno dos…para salir todos…




               Que colores más frescos, ¿O debo decir olores…? Todo parece mezclarse en una misma sensación… y con tanta armonía…que parece sacado de un sueño…









            Alcanzamos este sitio, que en principio estaba limpiado y podado, tan solo veíamos un buen tramo de tierra cuidado y preparado para el ganado. Pero pronto algo nos cautivó y nos dio imágenes para el recuerdo…



    



                              Al lado de un riachuelo y de un nido escavado en la tierra, salió un pájaro de color pardo, al poco una pareja de Abejarucos se posaron cerca y volaron de aquí para allá una y mil veces para deleite nuestra. Mi cámara se volvió loca disparando ráfagas, para que alguna de las tomas, por lo menos saliera bien para dar fe de ello… 




              Alucinábamos en colores, pero en colores de los abejarucos…que maravilla…


               …no sabíamos que decir mientras nuestras mentes intentaban no perder ninguna imagen de los majestuosos vuelos de estos animales…


                 …fantástico…y pensar que vienen desde África a estos parajes y que por casualidad los contemplábamos…






                       …pero no es casualidad, es dar importancia a los paseos que hacemos en plena naturaleza, y esta sabe recompensar a los que comprendemos que sin esfuerzo no hay esa recompensa. Y de esa forma lo recibimos como una recompensa a nuestra afición… 








…Cierra los ojos y pincha en play…
            
                      




¡Pero…decirme que esto no es poesía…!

...no encontrareis ningún argumento que pueda causarme un pensamiento en contra de ello


               No es lenguaje de ranas…solamente, es la voz de la propia naturaleza, que nos regala un sinfonía para calmar cualquier duda sobre lo divino y lo natural...

...IN-PRESIONANTE…





                                 Pero continuemos con el camino…que nos queda bastante para llegar a nuestro reto…




Fotos de fuego cruzado…



   

   …un triste riachuelo nos pone en un pequeño aprieto para pasarlo…






















                         La muerte en la naturaleza significa vida, y mientras un árbol yace seco y olvidado, la vegetación nos muestra una diagonal de vida y esperanza en colores verdes…


Las fotos son de quien las mira, no de quien las guarda…


                        Ya estábamos cerca de un alto, que nos dejaba ver las llanuras de la moraña…y nos dejaba ver al camino elegido…













                José Luis nos indicaba el camino que él cría que que era al correcto…pero teníamos que atravesar un trecho todavía…





                           La vegetación empezaba a causarnos un incordio, se espesaba y la teníamos que arrollar para continuar con el camino…










               También ella, la vegetación nos inspiraba la creatividad…





En esta foto podemos distinguir dos pueblos, Grandes y San Martín.





Los árboles muertos se mostraban como símbolo de un presente efímero…







¿Qué querrá hacer…?













¡Raúl…!, digo Gonzalo…déjalo…ya pasó…








                   Pero qué vistas, es alucinante estar en un sitio que nunca pensaste que te diera tantas satisfacciones en forma de imágenes para el recuerdo…






En este punto la vegetación, se cerraba cada vez más y más…








                               Traspasando unos ramos llegamos a una garganta seca, que decidimos tomar para evitar así la maleza de monte bajo…





















         Hasta en los regatos secos los vallados, empezaba a ser una pesadilla…






Estas son las primeras muestras de que no estamos muy lejos del destino…


               El regato nos aseguró un caminar más fluido, dentro de lo posible claro, que en cuesta hacia arriba y con piedras…pues eso…





                 
                         Una vez fuera del regato o garganta…la vegetación volvía a hacer de las suyas…




                         Fijaros, vinimos desde el alto que se ve en la foto de arriba, hasta donde estamos…


...a esto sí que lo llamaba yo los verdaderos infiernos…Huuufff…




                              




                 Totalmente desorientados y cansados de buscar una salida literal de cada paso, seguíamos nuestro propio instinto para dar cada uno de esos pasos…



Otra pista de que el objetivo no anda lejos…


                 Fijaros un Hito y un camino…vamos bien orientados pese al retraso que nos causó la vegetación… 


                             Hispidela española, es más abundante en zonas de montaña, pero si está aquí será por algo…






                 Sin duda ninguna habíamos llegado, esto será el comienzo de los Infiernos…










                     Los Infiernos.

                           Ese lugar está detrás de un cerro que le llaman “Cerro Peñón” Desde Horcajuelo se puede llegar subiendo por el regato de las Ventas, que encontramos por el camino rural que va desde el mismo Horcajuelo a Altamiros.



                    Se trata de un conjunto de rocas erosionadas que presentan multitud de colores, predominando el rojo.


                    Los Infiernos son una cárcava formada por la acción del agua sobre el terreno. Predominan las rocas sedimentarias, grava y arcilla, la falta de homogeneidad en la dureza de los materiales, junto con la pendiente del terreno y una suficiente extensión de la cuenca como para recoger el agua necesaria, hace que ésta moldee caprichosamente el terreno, originando la cárcava.

                 Por esta zona de la Sierra de Ávila es habitual que las cárcavas se formen sobre terrenos donde predominan las arcillas, pero en la composición de los materiales delos Infiernos está presente el hierro (que se manifiesta en las tonalidades rojizas) y el azufre (con tonalidades amarillas y ocres) son este juego de tonalidades las que se intuye que dan origen al topónimo de esta zona, pues parece que la cárcava “emerge” del mismo infierno.

(Wikipedia)










Solo escuchar la primera impresión de Julia…






































































                                No he querido hacer ningún comentario, creo que mil imágenes valen más que un millón de palabras…

                         nos vamos...sin dejar de mirar...































































                                          Es observación en retirada…porque parece no terminar nunca…






...si te digo yo…












                   Continuamos por el centro de la cárcava o garganta, para salir de aquel hoyo en el que no veíamos nada…








               Eso bichitos verdes, los había a millones, sobre todo en mi camiseta…






                                


          

         Intentamos parar para el avituallamiento, pero fue imposible por los bichitos que habéis visto, hasta en la boca se nos metían…sin contar que alguno se sentó en un hormiguero y no veáis como muerden también las condenadas hormigas…


                   Las intentamos combatir, pero nos dimos por vencidos y optamos por la retirada…con el bocado en las manos…





                                     Un último vistazo atrás y nos vamos…  







                                                      Pasamos mejor de este rato, en el que la vegetación nos agredió otro poco...
                 ...y cojamos el camino que es más fácil…de contar…por lo menos…








                          Nos encontramos con lo que fue una antigua venta…




                  …. o mejor dicho una parada para el descanso de los pastores que llevaban el ganado de aquí para allá…









                                   … no olvidemos que estamos en la Cañada Real Leonesa-occidental, que será la que nos lleve al pueblo de regreso…








                                De vez en cuando, nos salimos del camino y trochamos para atajar en las curvas…   






¡Putas vallasss…!






                                        Confieso que esta es  la parte más dura, ya estamos cansados y desde los Infiernos hasta Altamiros habrá unos siete kilómetro y todo seguido…después de un día, de mucho que ver…





           No me acuerdo de que estaba hablando José Luis, pero era así de grande…




                                                       …puertas al campo…















                           El resumen del día me lo dio la tarjeta de memoria de mi cámara. Hice 543 fotos, eso hacía mucho que no ocurría, como mucho cerca de las 400, pero no más. La verdad es que el día dio mucho de sí, hubo mucho que ver y sentir, la primera parte del día fue mejor por el fresquito y por las vistas que al ser las primeras siempre impresionan más. Luego el Infierno en sí es impresionante, quizás la última parte, la del retorno fue más dura por el cansancio, pero os aseguro que mereció la pena. Dispuestos a repetirla sin duda ninguna.


                   Pero lo mejor como siempre los participantes, que vamos siempre predispuestos a ver, oír y disfrutar…sois una gozada de familia hoy y siempre…





 Fin.  


Jamm.


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