sábado, 20 de febrero de 2016

Sevilla.

             Tenía que volver, es lo que mí cabeza me repetía constantemente, cuando dejábamos atrás  Sevilla de vuelta a casa.  Maravillado y con el espíritu satisfecho e hinchado de buenos momentos, al igual que mi cámara. Sus gentes encantadoras, los podías preguntar lo que quisieras, parecía que estábamos en un Mercadona, te acompañaban a la esquina de la calle para indicarte la dirección correcta.
             Fue una visita de un día, por lo cual no podíamos entretenernos en visitas a monumentos. Veníamos con la idea de respirar el ambiente de sus callejuelas y en general el ambiente de Sevilla, creo que eso sí lo conseguimos con creces. Así, en la próxima visita que espero sea para este verano, tengo la tarea preparada.
             Sevilla tiene un color especial sin duda, pero no fue  este día en concreto,  las nubes se encargaron de ponérmelo un poco difícil y bueno hay que saber defenderse en cualquier circunstancia como buen fotógrafo…


                  Sevilla tiene trazas de ciudad grande, como pude ver,  una mujer se desmalla y los equipos de emergencias la atienden y la  trasladan ante la pasividad de los transeúntes, pero eso sí, con una dosis  de morbo por ver lo que pasa claro, como es lo normal en las ciudades grandes.



                También en esa misma categoría de ciudad grande, unos top manta no se fían del lugar y parecer un poco inquietos… 



Y ya sabemos porque….  



                 Y como dijo Jack el Destripador... vallamos por partes. 
Primero el paseo por la urbe…








Su carril para bicicletas marcado por chinchetas 
y sus railes del tranvía…











            Me sor prendió un poco la cantidad de gente que había para la época del año en la que estábamos, pero cómo he dicho antes, estamos en una ciudad grande…



 Como iban a faltar los reclamos para sacarse una pelas
…bueno euros…


Todo era digno de retratar…



…sus casa sacadas de un cuento de Aladino…


Y sus centros comerciales arraigados a la historia más andaluza y su farándula…

La Giralda y sus alrededores.






















La Torre del Oro.








Sus calles.

              La esencia de cualquier ciudad está en sus calles, allí se respira historia y tradición, a la vez que oyes y sientes a sus gentes, en definitiva vives Sevilla…




Estas calles me traen recuerdos de ciudades que vi en Marruecos, calles estrechas llenas de comercios y actividad comercial…







…con sus arcos y sus pasadizos…










El Guadalquivir y el Barrio de Triana.






…y sus deportes de agua…




Las carrozas pasan al lado del río a todo trote…



La Maestranza. 

Los Patios Andaluces.










Calló la noche y se levantó la Magia



Las mismas calles y cosas que vimos durante el día, se vistieron de misterio y ya no parecían las mismas, pero activaron mí inspiración de fotógrafo aficionado…












No podía faltar un bar dedicado al toro, mejor dicho a su ejecución…




 Fin.   
Jamm.








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