Introducción
(Risco)
Bienvenidos a una osadía y un reto personal, en el que mi cabeza intenta navegar en el espacio-tiempo de esta manera tan extensa y profunda. Es una licencia que me he tomado yo, siendo un pobre observador con un alma inquieta que se muere o revienta, si no muestro mis averiguaciones sobre un cenobio del cual queda muy poco.
Puede que no sea yo el más indicado para hablar del Monasterio del Risco, pero eso no me preocupa tanto como su
deterioro y su mal estado en general, así como su desconocimiento en profundidad
del monasterio, basándose tan solo en la tradición oral y religiosa, que para
mí no es la más adecuada y real.
La osadía con la que afronto este reportaje, es cosa de llevar mucho
tiempo intentando hablar de ello, y al no encontrar una forma o un soporte
adecuado para tal propósito, me decanté por la forma en la que me creo un poco
más suelto.
Durante ese mucho tiempo, que me ha recorrido por la cabeza este pensamiento, he recopilado datos y
fotos, y el suficiente coraje, como para emprender esta acción. No dejaré pasar
una oportunidad como esta, de querer intentar hacer una labor informativa y de
opinión, para alzar una mano en pro de su recuperación, lo cual mi rebeldía y
mi osadía, así me lo pide.
Entiendo
todo lo que ya se ha escrito sobre el monasterio, y se han dado datos sobre sus
inicios, como José María Hernández
Escorial, en su último y póstumo libro “Villatoro
Historias, leyendas y cuentos”, en el que yo colaboré con alguna foto,
además de sus cuadernos populares
"Los Papeles de Villatoro" que confeccionó,
y repartió gratuitamente por toda la comarca de una manera
desinteresada y altruista, y al que le dedica un ejemplar, en su número 29
(Aparición y milagros de Nuestra Señora del Risco) en julio del 2000. Dámaso Barranco también menciona y
hace un buen reportaje en su libro “Una
aproximación histórica a dos comunidades de la villa y tierra abulenses (la
episcopal Bonilla y la señorial Villatoro)” y en su libro “Monasterio Agustino de Nuestra Señora del Risco Amavida –Ávila
1525-1836)” al cual le dedica toda su atención y recoge datos muy
significativos a la hora de saber algo más sobre su construcción, además de
hacer un buen recorrido sobre toda su historia.
Por lo cual mi trabajo, lo enfoco a leer entre
líneas sobre todo lo que he podido encontrar sobre él, en los escritos que,
relacionados con el monasterio y sus personajes directamente o indirectamente
yo, he creído conveniente mencionar por encontrar algún tipo de relación con
mis interpretaciones. No es más que una visión sobre el contexto histórico, visto
e interpretado por mi forma de pensar, que recorre casi cuatro siglos,
interpretación sobre una sociedad, jerarquizada por varios poderes, el de la
nobleza, los reyes y corte, y por supuesto el religioso, que siempre estaba
asociado a los otros poderes que he mencionado y que en definitiva manejaban
los hilos de aquel momento, o de aquella sociedad. Quisiera que este reportaje
se entienda como el “salseo”, pero con los ojos de un ateo, agnóstico y persona
con mala baba la hora de decir cosas que ya se han dicho, pero yo, es como yo
las entiendo.
Intento
relacionar esos tiempos que van desde la llegada de los musulmanes en el 711, y
hasta el 1836, donde sus acontecimientos se explican por si solos, si nos
paramos a hacer una interpretación fuera de complejos religiosos o políticos.
Quisiera no ofender si el tratamiento que doy a este reportaje puede levantar
ampollas sobre las creencias religiosas que la tradición y la educación
que se ha recibido no es la misma que yo comulgo. También entiendo que explicar
esto a personas dichas en la materia, como historiadores o arqueólogos u otros
que tengan conocimientos sobre el tema, entiendo que a ellos les suene a
tontería, o que se sobreentiende, y que ellos ya contemplan y lo pueden ver
irrelevante, por eso mismo y con el permiso de estos últimos, este relato
pretende explicar de una manera sin contaminaciones religiosas ni tradicionales
las cosas como yo las he llegado a comprender, dirigidas a esas
otras personas, sobre todo moradores del lugares próximos al monasterio y por
lo tanto vecinos. Con este motivo recojo esos textos y los intercalo con lo que
son las pruebas para mí de una historia que es diferente, aportando otros
datos, que me reafirmen en esta especie de tesis. Intento reflejar el medievo
con sus tropelías, guerras e intereses y acontecimientos con sus entresijos de
la forma que entiendo yo este periodo.
Hice un
primer manuscrito, con el trabajo de un joven estudiante de arte y del cual
saqué un primer proyecto y una línea que seguir. Fue más adelante que pude
encontrar información un poco más particular a su historia, llegué a los “Papeles
de Villatoro”, y con ello a una persona.
El
momento en el que me tomo en serio este trabajo, es cuando tomo contacto
con José María Hernández Escorial, que significó para mí, algo
más que un aliento, a la vez que me abría los ojos ante tal empeño, aunque la
realidad es, que él fue quién influyo en mi determinación de seguir adelante.
Yo muy humilde, le confesé de como yo, que no tenía la suficiente preparación
académica, ni soltura en esto de escribir, ¿Cómo podía emprender dicho
proyecto? José María me enseñó y me dejó ver que, no importaba
lo que pensasen algunos, tanto si te conocían, como, si no te conocían, lo
importante era lo que yo creyera. El proyecto José María lo
veía bien, pues era una manera de interpretar la historia, una historia que se
podía contar de muchas formas, y la mía era una de ellas, por lo que me apoyaba
en todo momento.
José María con varias publicaciones y, sobre
todo, con la revista de “Los papeles de Villatoro” me dejó
claro que había que luchar por la historia y que el contarla no era fácil y sí
costosa, él me confesó, que la conclusión que sacó, era que nadie era profeta
en su tierra, y que tampoco nadie le agradecería ese trabajo como uno
esperaría, aunque fuera muy poco, lo que uno espera. Pero la ilusión, con la
que él me contaba batallitas del monasterio, así como de Villatoro, esa ilusión
que ponía en todos los relatos, es lo que le hizo seguir adelante y es lo que
él me trataba de decir.
Sim
poder conocerle en persona, pues su enfermedad no le permitía ya desplazarse
con normalidad a Villatoro. Un buen día, me pasaron su teléfono y fueron tantas
las charlas y las horas de hablar con él por teléfono, las que me dieron más
ganas y me mantenían a flote con el ánimo arriba puesto en el proyecto.
Encontré un mentor y una buena persona y sobre todo un amigo al que le podía
contar mi vida, pero lo que vi en él, es que era un hombre sabio, en historia
como en la vida en general. Era tanto lo que me contaba, que yo lo pondría todo
en mi proyecto, pero no me daba tiempo de tomar nota, no daba abasto en tomar
apuntes, por lo cual opté por grabar todas las conversaciones.
Me
introdujo en un mundo desconocido para mí, en la verdadera investigación, de él
tome aliento en forma de mensaje, sobre los verdaderos motivos de la construcción
del monasterio, como de su olvido. Me hizo ver que había otra forma de contar
las cosas, no soy científico, ni historiador, pero si inquieto, y tenía un
mensaje, en forma de relato.
Vi
una forma de contar la historia, ya sé que fueron otros los investigadores, los
que habían averiguado cosa y datos. Pero yo una manera de unirlo en forma
ilustrada, donde las fotos y el texto tuvieran la misma importancia, a la vez
que alguna reflexión.
Mi
pretensión, es hacer un libro-reportaje para la gente del pueblo, sin carga
religiosa ni de argumentos fijados por la misma. Intento reunir datos sacados
de todos los sitios, es decir, intento dejar reflejado todo lo que se ha podido
escribir y documentar sobre el monasterio, reunirlo y guardarlo en un mismo
lugar, para que sirva esta entrada en este blog como archivo y memoria del
monasterio, a la par de fijar mis intenciones. Espero recoger todos los datos
que pueda y reunirlos, para generar un archivo que tengan todo sobre el cenobio
en cuestión.
Es
el pueblo y los actuales moradores, los que tenían que sacar pecho de su
tierra, y en realidad son los verdaderos propietarios de una historia que los
une a su sitio de nacimiento, una tierra con historia. Ellos, los moradores de
todo el contorno, cuando hablen del Risco, tienen que saber a qué se refieren,
y no solamente, saber que allí pasó algo y que unas ruinas dicen cosas que
ellos desconocen, tiene que sentirse propietarios, tanto su territorio, como su
legado.
Agradezco a
José María Hernández
Escorial, ese empujón y su colaboración, así como su afecto y cariño a
un desconocido, y por creer más aún en mi proyecto que yo mismo. Le dedico a él
y a su memoria, este escrito, este libro, o puede que solo sea un montón de
líneas puestas en la red. Decir en alto, que le llevaré siempre en mi recuerdo.
Que este proyecto, al igual que su último libro, en el que yo colaboré con
fotos y que él me agradeció y me dedico un ejemplar y que guardo con todo
cariño del mundo y orgulloso de sentirme presente en su última obra, sea una
unión inmaterial que el tiempo y que las circunstancias mantienen siempre en mi
corazón y en mi memoria.
Jamm.
