lunes, 29 de septiembre de 2014




La luna celta.


Esta celebración por así llamarlo la descubrimos hace tres años. Desde entonces no he faltado. 

La llamada de esta fiesta, que no parece que sea la nuestra, es impresionante en cuanto la descubres.   




Resumiendo un poco, es ir a ver una obra de teatro...

...a lo alto de un cerro. Donde el autor no es conocido, no es una obra brillante y por otro lado, los actores en el mejor de los casos son simpáticos y para nada destaca la profesionalidad, sin que a ellos les preocupe. 

¿Entonces cual es el motivo de esa fascinación?

Pues lo que hace que olvides el esfuerzo de subir a lo alto y de tragar polvo cuando bajas... es el escenario natural,...
...la gente que allí se congrega...
...y sobretodo el estar arropado por un montón de personas que piensan parecido a ti...


...estar a mil quinientos metros de altura sentado en el suelo...
  ...y contemplar cómo la noche y el ambiente, hacen  que tú te sientas lleno de... algo que no quieres perder.
Es un tiempo en el que tu alma y tu espíritu se recargan de una fuerza  que no sabías que te faltaba, porque no sentías esa necesidad.


Una vez que lo has probado es tas perdido, ya tienes que ir a recargar tus pilas un año tras otro.


Lo primero es ir cogiendo sitio, va mucha gente y desde lejos se ve peor. 



      
Las primeras filas suelen estar muy solicitadas.
 
Mientras ves los ensayos y reúnes a tu gente, puedes ir sacando el papeo y reponiendo las otras fuerzas.



                                                                                                


 





 No puedo dejar de pensar en cómo sabe un bocata de tortilla francesa con jamón y una birra en medio del campo.


   
Cuando cae la noche, empieza la sesión. Suelen comenzar con una presentación por parte del alcalde de Solosancho y música... música celta que anima un montón.




       Luego la obra de teatro que tiene como personajes a pobladores del lugar cuando era un castro, con su Druida y sus gentes. La trama cambia cada año, pero siempre relacionada con hechos ficticios y cotidianos que pudieron pasar hace dos mil años.


Cuando acaba la representación, todo el mundo recoge sus cosas y se para a contemplar el otro espectáculo, las luces...



Primero las de Ávila a lo lejos...


...y tras la foto en conjunto...



 


La serpiente de luces bajando...



Recomiendo esta experiencia a quien crea que no la necesita, me lo agradecerá.
Jamm 







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