domingo, 5 de abril de 2015

La Serrota  
Qué decir, cuando no sabes qué decir.



( Para ver las fotos grandes pinchas en cada una)




 Es lo qué pienso cuando me preguntan por qué me gusta tanto subir a la Serrota.
 Me remito a un artículo anterior en el  que hablo sobre ella.











Y la respuesta es sencilla.... no lo sé.




La primera parte es sencilla de andar,
 todavía no hay mucha nieve 
y el camino no tiene tanta maleza.


El ruido de las primeras cascadas,
 acompaña nuestro ritmo. 



El silencio nos envuelve y nos abre la mente…


La ruta es larga y la nieve empieza 
a retrasarnos y mis fotos también.




La garganta nos enseña sus maravillosos tesoros… Con ojos…



El escultor del frío, no descansa en esta época, es su tiempo de trabajo.

Vamos dejando el origen cada vez más lejos, tanto como el destino…



La nieve nos está retrasando más de lo que pensábamos



Los hitos del camino están tapados, nos cuesta encontrarlos.







La choza de las otra mano, vamos bien…


El trabajo del decorador es perfecto.




El deshielo busca salida y 
le pide al agua que le ayude.



Pero no solo el frío modela, 
el señor del viento también 
nos muestra su obra... 




...sobre azúcar.



Está siendo más duro de lo que
 planeamos y el día se acaba pronto, 
empezamos a dudar de poder hacer cima.


Tenemos claro que por la edad
 y por gusto, no tenemos la obligación
 de hacer esfuerzos innecesarios.


La recompensa la estamos 
cobrando con cada mirada
 a nuestro alrededor.


Salvando esta colina primera 
esta la casa del pastor…


Justo allí…


Llego la hora de ser coherentes 
y conformarnos con
 verte a esta distancia…



…las fuerzas también pasan su factura...



Cuantas veces pienso que estaría bien, 
que alguien se preocupara de 
convertir esta choza en un refugio.


Llego la hora de dar la vuelta, 
pero antes un último vistazo
 para el recuerdo de la cima. 
¡Nos veremos pronto…!




… a volver sobre nuestra huellas,
 es fácil el regreso...


Nos recreamos  bajando, 
con las cascadas y sus adornos.






Te damos la espalda a sabiendas
 de que estas en nuestra mente 
con las intenciones de volver.





Después de siete horas 
de camino vemos 
el Barrio de Arriba…



Pensamiento en alto:

El hecho de no llegar está compensado y con creces,
 por la amistad que si elegimos y por el entorno que también elegimos. 
Las maravillosas capturas de esos  momentos
 que inmortalizó mi cámara lo demuestran.
El destino no está en nuestras manos, 
no lo elegimos, tan solo elegimos los caminos. 



Esto no es un juego, es un enigma.
Estas pisadas que veis y 
que vienen hacia mí,
 ¿Empiezan o acaban?
Si empiezan… ¿de dónde vino?
Si acaban… ¿dónde se  fue?




 Fin.     

jamm.





No hay comentarios:

Publicar un comentario