La Mezquita de Córdoba.
También
llamada catedral, la dominación de identidad religiosa, tiene su expresión en
la historia, y en quién dominó en cada momento. O mejor dicho, quién puede
derrochar más en nombre de su Dios y su devoción, o... mejor dicho tan bien, a su
ostentación y apariencia. Una mejora arquitectónica no puede ser peor, que la parte a reformar, es decir, que la
dominada. Y no vallamos a poner en entredicho a la religión, quién dijo que la religión tenía que ser humilde y con votos de pobreza…despliegue de medios coño…”que pa…
eso somos la verdadera…”
Echemos
un vistazo por fuera, el sol no acompañó pero que le vamos hacer…
Demos
gracias al dios que corresponda, que
todavía se conservan una parte importante de la cultura árabe en el interior,
que bien que impresionan las columnas y arcos de lo que fue Mezquita,
Vallamos
a lo meramente árabe, que es el reclamo verdadero de la ciudad, sin quitar importancia a la
parte cristiana, que sí la tiene, pero esta deja un sabor más material y de poder económico.
Los restos del cambio, de Mezquita a catedral, son expuestos en algunas paredes, bueno no todos, Sé que muchas vigas y demás, están en colecciones privadas por todo el mundo, todo por un módico precio, que pasó a manos de personas que lo necesitaban, como todos nosotros claro, pero ellos lo pidieron en nombre de la iglesia y tú no.
La mezquita con su extensión de columnas y su trabajo menos
ostentoso, hace de esta parte, una escena rara y curiosa para el que los visita, por
no conocer y tener referencias seguramente del mundo de las mezquitas y su
arquitectura en general.
Para
mí, se palpa un sentimiento de sencillez y humildad en los espacios vacíos. Sobre
todo, en la falta de otros reclamos que compitan en atención con las columnas.
Se crea un momento en el que la cabeza logra una concentración y un vacío, que
es capaz de absorber cualquier pensamiento espiritual.
Que lo diga esto un
ateo, tiene su miga, aunque lo de ateo es cuestionable, porque yo sí creo en el espíritu de las cosas, es muy
diferente respirar los pensamientos de
las personas que construyeron este tesoro, que comulgar con sus ideas, eso quedan
fuera de mi interés personal.
Hay una atmosfera de
tranquilidad, de sosiego, que parece que lo único que quieres, es cerrar los
ojos y seguir viendo las columnas, sobre todo, los espacios que rodean a estas,
es decir, el vacío. Ese vacío que es espiritual, como un pensamiento de todos y de nadie a la
vez.
Imagino
a cientos de personas orando aquí dentro... se puede palpar su silencio, un
silencio acorde a su basta amplitud y sencillez.
También
podemos encontrar partes, con unos poco más de detalles, detalles que son de una
labor impresionante…
Pero volvamos la vista atrás un momento y
contemplemos las filas de columnas…
En la parte cristiana, es todo magnifico, majestuoso, súper... elaborado y caro de coj…, es evidente que se quiso silenciar un pasado que puso el nivel un poco alto, pero se puede mejorar con tecnología más reciente y mucho capital, nada que ver, con cuatro columnas moras puesta por aquí y por allá. La religión dominante no puede amedrentarse con quién intentó callar la religión verdadera. Será por dinero y poder…? Pues no, cueste lo que cueste...
Que retablo tan…tan,
bonito…míralo
bien.
Que
techo tan alto y laborioso, que filigranas decoran sus relieves…
¿A
quién le puede impresionar ahora lo moro…?
Im - Presionante...
Que Órganos, porque hay
dos, uno a cada lado del coro…
y
que coro…labrado en madera de yo que sé…con un majestuoso y delicado trabajo de
muchos artesanos y sin límite de recursos, que la situación lo merece... es para
Dios, bueno para que lo vean sus pobres beatos y visitantes, en el sentido más literario
de la palabra,
¿A que impresiona...?
Fin.
Jamm.
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