El Castañar de el Tiemblo.
Para mí, se ha convertido en una visita
casi
obligada en los últimos años.
Merece la pena estar con la familia
y los amigos disfrutando un día del castañar.
La
verdad que lo que a mí me cautiva,
es la llamada del cambio,
el pasar de un estado a otro.
Es un compromiso y
un reto que tengo con los sitios emblemáticos,
y es de captar la magia,
como es su metamorfosis
de
temporada.
Esta
transformación con sus colores
ocres y algunos verdes todavía.
Pero sobre todo su... Luz,
intensa en las copas y tenue en el suelo,
...mágia...pura magía.
Es
como una crisálida
cuando se mete en su capullo para
convertirse en mariposa, mágia pura de la naturaleza.
Espectacular es pisar
su alfombra de hojas, andar entra castaños
centenarios y robles.
¿Qué
historias nos podrían
contar estos abuelos del bosque?
Dan mucho juego a la imaginación para inventar historias de
todo tipo.
tienen brazos lar..gos..., queriendo abarcarlo todo, para
asombro y gozo
de visitantes.
Si te acercas
parece...
que te hablan...
Si te fijas en pequeños detalles, leerás sus pensamientos.
El fruto del los árboles se mezcla con los propios del suelo
en este tiempo.
La imaginación al poder...
El suelo es una fuente de inspiración tremenda.
Y si hablamos de setas, hablamos.
No os engañéis con este, he....,
Esta no engaña, pero parece que se ha puesto un disfraz de margarita.
Mortal
pero bonita.
¿será la atracción de lo prohibido?
Bueno ya que hemos venido, algún Níscalo que otro se puede
coger.
Espero que este paseo por el castañar no haya resultado
cansado.
Jamm.
El Pozo de la Nieve.
A una hora y algo, cerca de aquí, del castañar, se encuentra
el Pozo de la Nieve. Está bien señalizado y no tiene demasiada dificultad el
acceso, pero de todas maneras merece la pena el paseo.
Los pozos de la nieve se remontan a la época de los árabes,
allá por el año 1.100.
Servían para guardar nieve y
usarla
en el verano, los situaban en
zonas elevadas y en laderas para poder deslizar las bolas de nieve hacia el
pozo.
...se restauro a principios de siglo XX y es
como poco curioso. En Ávila capital, se ha rescatado del olvido otro, pegadito
a la muralla en el lienzo norte, pero ese es harina de otro costal.
Hablemos
del paseo.
Puede parecer duro si no estamos acostumbrados andar, pero
que no se asuste nadie, que ya se inventó el descanso y se pueden hacer todas las
paradas necesarias.
Podemos divisar el camino hacia el puerto Casillas, allá al
fondo haciendo cima.
Praderas. Riachuelos, animales de cuatro patas...
Cerca del la casa del Pozo, y con un paso un poco más largo,
esta Cabeza la Parra, una cresta que tengo ganas de pisar, ya os contaré.
Una vez que lleguemos al lugar, podemos entrar y ver el
interior, que es de lo que se trata.
Y una vez que entremos dentro de la casa, podemos bajar
incluso al fondo del mismo pozo.
... y colorín colorete, por la ventana sale un cuete...
Jamm
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