La Serrota
Qué decir,
cuando no sabes qué decir.
( Para ver las fotos grandes
pinchas en cada una)
Es lo qué pienso cuando me preguntan por qué me
gusta tanto subir a la Serrota.
Me remito a un artículo anterior en el que hablo
sobre ella.
Y la respuesta es sencilla.... no lo sé.
La primera parte es
sencilla de andar,
todavía no hay mucha nieve
y el camino no tiene tanta
maleza.
El ruido de las
primeras cascadas,
acompaña nuestro ritmo.
acompaña nuestro ritmo.
El silencio nos
envuelve y nos abre la mente…
La ruta es larga y
la nieve empieza
a retrasarnos y mis fotos también.
a retrasarnos y mis fotos también.
La garganta nos enseña sus maravillosos tesoros… Con ojos…
El escultor del frío, no
descansa en esta época, es su tiempo de trabajo.
Vamos dejando el origen cada vez más lejos, tanto como el destino…
La nieve nos está retrasando más de lo que pensábamos
Los hitos del camino
están tapados, nos cuesta encontrarlos.
La choza de las otra
mano, vamos bien…
El trabajo del decorador es perfecto.
El deshielo busca salida y
le pide al agua que le ayude.
Pero no solo el frío modela,
el señor del viento también
nos muestra su obra...
el señor del viento también
nos muestra su obra...
...sobre azúcar.
Está siendo más duro de lo que
planeamos y el día se acaba pronto,
planeamos y el día se acaba pronto,
empezamos a dudar de poder hacer cima.
Tenemos claro que por la edad
y por gusto, no tenemos la
obligación
de hacer esfuerzos innecesarios.
La recompensa la estamos
cobrando con cada mirada
a nuestro alrededor.
cobrando con cada mirada
a nuestro alrededor.
Salvando esta colina primera
esta la casa del pastor…
Justo allí…
Llego la hora de ser coherentes
y conformarnos con
verte a esta distancia…
verte a esta distancia…
…las fuerzas también pasan su factura...
Cuantas veces pienso que estaría bien,
que alguien se preocupara
de
convertir esta choza en un refugio.
Llego la hora de dar la
vuelta,
pero antes un último
vistazo
para el recuerdo
de la cima.
¡Nos veremos pronto…!
… a volver sobre nuestra huellas,
es fácil el regreso...
Nos recreamos bajando,
con las cascadas y sus adornos.
Te damos la espalda a sabiendas
de que estas en nuestra mente
con
las intenciones de volver.
Después de siete horas
de camino vemos
el Barrio de Arriba…
Pensamiento en alto:
El hecho de no llegar está compensado y
con creces,
por la amistad que si elegimos y por
el entorno que también elegimos.
Las maravillosas capturas de esos
momentos
que inmortalizó mi cámara lo
demuestran.
El destino no está en nuestras
manos,
no lo elegimos, tan solo elegimos los
caminos.
Esto
no es un juego, es un enigma.
Estas pisadas que veis y
que vienen hacia mí,
¿Empiezan o acaban?
Si empiezan… ¿de dónde
vino?
Si acaban… ¿dónde se fue?
Fin.
jamm.
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