Punto
geodésico
Del Cid.
La
mañana estaba fría, pero nuestros ánimos no, esos estaban bien seguros de querer
salir.
Al final del día recapacitando sobre la jornada, sacamos conclusiones de varios tipos. La primera y la más importante, y que no llegaríamos a imaginarnos nunca, es la fortuna de no haber podido hacer la ruta en domingos anteriores, fortuna por no correr un riesgo que ignorábamos, debido a que ninguno somos cazadores, y no nos movemos por eso ambientes de cacerías. Bien, pues hubo una de jabalís, y que podría habernos puesto en algún apuro por su importancia y porque recorrió una parte de la ruta que habíamos fijado nosotros. Sin quererlo ni olerlo, bien pudiera haber tenido otras consecuencias.
Al final del día recapacitando sobre la jornada, sacamos conclusiones de varios tipos. La primera y la más importante, y que no llegaríamos a imaginarnos nunca, es la fortuna de no haber podido hacer la ruta en domingos anteriores, fortuna por no correr un riesgo que ignorábamos, debido a que ninguno somos cazadores, y no nos movemos por eso ambientes de cacerías. Bien, pues hubo una de jabalís, y que podría habernos puesto en algún apuro por su importancia y porque recorrió una parte de la ruta que habíamos fijado nosotros. Sin quererlo ni olerlo, bien pudiera haber tenido otras consecuencias.
La
segunda consecuencia, o mejor dicho, conclusión, es que no debemos salirnos de
la ruta fijada, y menos meternos en otra por monte bajo. Este el monte bajo, te
cierra el camino y acabas buscando un claro para poder salir de donde nunca debiste
meterte.
El
origen de la ruta la fijamos en Sanchoreja, una población a unos veinte
kilómetros de Ávila aprox, por la AV110, que es la carretera de Martiherrero y luego por
la carretera; AV-P-612.
Al entrar al pueblo, dejamos los coches
enfrente de la iglesia, aparcados en una pared donde había un bar, desde allí,
encaminamos una calle hacia abajo,
que pasaba por delante de la misma puerta de ese bar.
Continuamos bajando en dirección al oeste, hasta pasar un riachuelo por un
puente de cemento e iniciar una pequeña ascensión por una rampa.
El
Sol nos daba de frente, y era un gran inconveniente a la hora de hacer fotos,
pero nos dejó jugar con él un poco…
Parecía
que el tiempo nos iba a acompañar, pero más tarde nos dimos cuenta deque eso no iba a ser así. Bueno, hasta una falsa niebla nos engañó también, resultó ser polvo del desierto, pero
eso no nos ayudó con las temperaturas.
El
destino lo teníamos delante, en alguno collado de los que solo podíamos ver
cegados por el sol.
La
nieve apareció pronto, no es de extrañar en este tiempo y por que partimos de un punto que está
por encima de los 1300 metros de altitud sobre el nivel del mar…
A
la izquierda nuestra, en el alto está el Castro de los Castillejos, un enclave Celta que
está situado a más de 1500 metros de altura y del cual no queda casi nada, otro
día es posible que lo visitemos, o eso pensamos en voz alta al referirnos a él mientra caminábamos.
El
entorno es un pedregal como casi todo por esta zona, y en general por esta
parte de la provincia…
Allá
vamos…¿Porque coger el camino que habiamos fijado? si por aquí llagamos antes…
No puedo
resistir, rocas y nuestra imaginación… ¡ya está…!
¿Qué ves…?
Yo, veo
un verraco, casi perfecto… ¿vosotros no…?
Lo demás
vamos a dejar pensar un poco a cada uno y ya veremos por donde respiran…
La
mirada atrás, es un recurso que nunca falla, espectacular…lo que dejamos, no
tiene que envidiar nada a lo que nos esta por llegar...
Y sino, fijaros bien…
Continuamos
con el camino, pues somos los CAMINANTES…
Estamos
cerca, los riscos del castro de los Castillejos, se aprecia mejor, allá en lo alto…
Dese
este lugar, ya distinguimos dos puntos geodésicos, uno el del Cid y otro
lindante con el Castro,
Este
último es el del Cid, pero antes y por cercanía vamos a ver el otro…
Pero
no son los únicos que se puede ver, y hay muchos más...
...pero lo primero es lo primero, y ese es el del Cid.
No
parece grande pero si lo es…
No
contábamos con un elemento disuasorio a la hora de culminar la ruta. Y que este, nos impediría subir a nuestro destino,
pero como la edad y experiencia es un grado, usamos este comodín para
justificar el hecho de no poder ponernos en píe en el punto geodésico del Cid,
a causa de…
…¡El puto aire... huracanado de los cojo...s!
Mí
cámara hizo de nexo con ese dichoso punto geodésico y nosotros…
…y
con lo que me pareció, como es el otro punto que acabábamos de ver…
Reflexión
en voz alta:
Lo
pequeño no se hace grande, hasta que no sabes bien lo importante que puede
llegar ser. Y que con el tiempo, todo vuelve a su tamaño real. El fenómeno
espacio-temporal, hace el cambio sin que lo puedas remediar. Para volver a
verlo grande, usa tú mente y tú ilusión.
Y si no, vuelve a ver las imágenes
otra vez…
El
caso es que nos fuimos de allí, claro…
Este
otro punto geodésico le vimos al principio. Marcó la mitad del recorrido, y significó
el cambio de temperatura y de rumbo.
Y si
hacemos caso a Julia, hubiéramos visto otros más…
En
esta imagen, se puede apreciar el valle Ambles, con una falsa niebla que no era
otra cosa que polvo del desierto. Hubo un momento que nos llegó a preocupar, porque
parecía agua, afortunadamente, era solo mierda suspendida en el aire.
Fijaros
por donde nos metimos confiados en encontrar un atajo, por medio de todo eso
verde que se veía a allá abajo...
Si
nos acordamos del principio de esta narración, ahora nos vamos a encontrar con
los dos supuestos. Uno que entramos en una finca, la del Cid que es particular
y no lo sabíamos, y la segunda reflexión que nos metimos en monte bajo…bajo…
¿He
dicho bajooo…?
El
que no se conforma es porque no quiere, y yo no me conformo si no saco partido
a este momento…
…ala... podemos continuar…
No
voy a contar como salimos de esto, pero salimos…no sabíamos dónde, pero
salimos.
Nos
encontramos muchas pruebas de que por aquí había muchos jabalís, la tierra
estaba hozada y muy escarbada, en busca de esto, creemos que esto les debe
gustar mucho.
Más
tarde encontramos puestos de tiro en espera para estos bichos. Y también a un amable hombre, que decía que había venido con el señorito, que apareció más
tarde. Fue entonces cuando nos explicó lo de las cacerías, también nos explicó, que nos llevaba
observando un rato con los prismáticos. Luego nos invitó a abandonar, otra vez amablemente, el lugar. Y
tuvo la deferencia de indicarnos el camino correcto, es decir, por fuera de la
finca.
AMÉN…
…que
cuando llegáramos a las casas, que siguiéramos el camino…
Praderas...
...el camino...
Más praderas...
Más camino...
Nos quedaba poco, bajar un na rampa y poco más..
...y llagar al pueblo..
Una
de las componentes, tuvo un pequeño accidente y se lesionó la muñeca, pero
aguanto lo peor, unas merecidas cervezas con sus aperitivos correspondientes, en
ese bar del que partimos al principio, así
que esperamos que al recibo de esta…este ya recuperada, un beso muy fuerte para ella de todo el grupo.
Ese
momento no nos dio tiempo a retratarle, estábamos inmersos en comentar lo del
señorito y el monte bajo…con la boca llena claro…
Hasta
ahora no quise poner la foto, es decir, la foto de todos los participantes de
ese día, pero creo que desde ahora en adelante si lo
haré.
Fin.
Jamm.
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